martes, 1 de febrero de 2011

Yo me quedo en el "Fuego cruzado" (o por qué leer el libro de @Marcela Turati)



@Marcela Turati ha escrito un libro. Se llama Fuego cruzado. Las víctimas atrapadas en la guerra del narco. Desde la orilla privilegiada de la amistad, la vi escribir cada texto, reportear cada párrafo con la dedicación de una @periodista de a pie que caminará las distancias necesarias para levantar sus historias, sin más equipaje de mano que una libreta y una pluma -aprendió con los buenos a no llevar consigo grabadoras-. A Turati le gusta viajar, hablar con la gente, escuchara, preguntar, clavar la atención en los ojos del otro mientras va hilando crónicas que rezuman un periodismo lleno de humanidad, dignidad y, también, indignación.


Este libro, me consta nuevamente, nació de esa semilla de indignación que, aun sin querer, germina en los periodistas que miran el mundo con los ojos de todos de todos nosotros, hasta que los ojos les estallan en un texto, en un reportaje, porque ya no pueden más. No hay más que hacer frente a tantas imágenes guardadas en la memoria, tantas palabras empacadas en una libreta. Pero a Turati se le desparramó la maleta porque el equipaje no cabía más en el espacio de la prensa. Sólo entonces nació Fuego cruzado, pero fue apenas el parto, la idea.


En adelante, mi amiga Turati desaparecería de tanto en mucho. Volvería una y otra vez a los lugares marcados por la violencia. Hablaría de nuevo --no hay línea telefónica que le aguante las llamadas-- con cada una de las personas que antes había entrevistado y sólo para confirmar que ewn este país las víctimas se multiplican más que el pan y los peces. Sin saberlo, o sin darse cuenta, o sin decirlo, cada uno de sus viajes fueron documentado la mentira sobre la que se sostiene la ofensiva contra el narcotráfico y en cada uno de sus reportajes se fueron esbozando los primeros signos de las consecuencias por venir.


Qué afortunado el periodista que es testigo, pero cuanto mejor el que reconstruye a fuerza de los pedacitos que va levantando aquí y allá. Y eso hizo Marcela en Fuego cruzado, una colección de imágenes, voces, historias, escenas, que por momentos son insoportables para el estómago. Imposible no indignarse, imposible no mentar madres y maldecir. Imposible no pedir cuentas por el silencio a que hemos condenado, como sociedad, a esos miles de mexicanos que en los últimos cuatro años han cavado una tumba, buscado a un familiar sin encontrarlo, mirar a sus hijos vivir con miedo, huir de un hogar para salvar la vida y aun saber que esta violencia es sostén de muchas familias, las de aquellos que han encontrado entre los muertos, heridos y desaparecidos su materia de trabajo. Cosas del mercado, tragedias de la realidad.


Yo, lo confieso, no he podido terminarlo. Me preparo para acabarlo y soportar que no podré hacer nada por ninguna de las personas que Turati me ha puesto delante. Leo a ratitos, siempre dispuesta a escapar. Y siempre vuelvo porque hay que leerlos. Porque hay que escuchar a quienes les hemos negado la palabra, porque hay que volver la vista al vacío que abrió frente a nosotros esta "guerra".


Por último debo decir que hubo un tiempo en que sentí que el gusto por el periodismo se me desbarataba en el ácido de lo obligado cotidiano (sentimiento cíclico, a decir verdad). Con Marcela Turati, uno siempre vuelve a la mejor imagen de un periodista...


Felicidades Turati!!!!

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