lunes, 17 de junio de 2013

Discurso ofrecido en la ceremonia de entrega del Premio Género y Justicia

...Muchas felicidades a los ganadores, y muchas gracias a todos los participantes por haber compartido con nosotros sus trabajos, las historias que recuperaron a través de su labor como reporteros, como periodistas de pie que todavía recorren calles para recolectar voces y compartir con sus lectores esos pequeños trocitos de la realidad que el buen periodismo convierte en grandes reportajes.
Aquí estamos para reconocer ese esfuerzo. El esfuerzo de todos los periodistas que, pese a cualquier circunstancia, no han renunciado a su vocación y su responsabilidad de informar. Son periodistas que buscan, indagan y revuelven matorrales para hallar las piezas de un rompecabezas, para recomponer las partes de una historia olvidada o escondida. Son periodistas que se escabullen en las buhardillas del poder para lanzar luz pública, que le jalan insistentes la toga a la justicia, aun cuando no consigan nada. Esos periodistas tienen preguntas, buscan respuestas y confrontan con datos y hechos las verdades a medias y las mentiras oficiales. No son voceros del poder ni de sus intereses. No engañan a sus lectores con noticias que son anuncios. Desde alguna redacción, o fuera de ella, han emprendido su propia resistencia contra la mediocridad, el conformismo y la falta ética y profesional. Esos periodistas suman a todo lo anterior paciencia y palabra. La paciencia necesaria para caminar el trayecto de una investigación que se convertirá en historia noticiosa. Y la buena palabra que se convierte en narración precisa, detallada y generosa con la verdad y los lectores.

La sociedad necesita de esos periodistas. Todos necesitamos de ese periodismo. Por eso hay que alentarlo y reconocerlo con premios como éste. Pero también hay que protegerlo. Y qué mejor refugio para el periodismo que esta casa de la justicia, comprometida por la Constitución a velar y defender derechos fundamentales como la libertad de expresión, el derecho a la información y la seguridad. Estos derechos, sin embargo, son deuda pendiente en muchos regiones del país. Una deuda de la justicia con los periodistas asesinados, desaparecidos, agredidos, amenazados, desplazados y exiliados. Y deuda tambien con los ciudadanos, con todos los mexicanos que han visto lastimado su derecho a una información de calidad, justa, equilibrada, democrática y bien protegida por las instituciones y la leyes frente a los embates no sólo del crimen y la delincuencia. También del dinero, y de los intereses políticos y empresariales que han corrompido la labor periodísitica, y con ello dañado el derecho a la información de todos los ciudadanos.
Por eso, desde este micrófono y con todo el respeto que merece este recinto pido que los poderes de la justicia, el Poder Judicial de este país, nos fortaleza en la batalla contra la impunidad, contra los crímenes no castigados cometidos contra periodistas, trabajadores de los medios y medios de comunicación en su conjunto. Que haga suya nuestra demanda de seguridad y respeto en todos los ámbitos para el periodismo y quienes lo ejercen. Que no permita que intereses particulares lesionen derechos colectivos. Somos periodistas y también ciudadanos, y no demandamos más que el respeto y la garantía de nuestros derechos, especialmente en el ejercicio de la información. Este país no puede ni debe permitirse zonas de silencio ni tolerar un periodismo amedrentado, corrompido o atenazado. No puede ni debe dejar solos a sus periodistas. Ni en la muerte, ni en la desgracia ni en el silencio.
Que sirva este premio convocado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para abonar en el respeto que merecen los periodistas comprometidos con su labor. Los que pusieron en nuestras manos sus reportajes no sólo para ganar un premio, sino para recordarnos que allá afuera hay hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas que esperan por un reportero dispuesto a escribir su historia y devolvernos, de paso, el orgullo de ser periodistas.
Muchas gracias.  

No hay comentarios: